Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres
comenzaré a ser feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A
las cuatro me sentiré agitado, inquieto; ¡descubriré el precio de la
felicidad!. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré a que hora
preparar mi corazón…
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