Probablemente, la lección más grande de nuestras vidas
sea aprender a ser libres;
libres de las circunstancias,
de nuestro entorno,
de otras personalidades y,
por sobre todas las cosas,
libres de nosotros mismos,
ya que hasta que no lo seamos,
seremos incapaces de brindarnos abiertamente
y de servir a nuestros semejantes.
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